Otra piel


 Cuando el cielo y la tierra se unen, solo el firmamento puede esbozar el brillo que perfila tu contorno alrededor de tu pleno espectro, agotado por la dolencia pasajera que busca otra piel para una cárcel derrotada hasta el cansancio.
                        
Como si fuera impreciso contar lunas para amar hasta el cansancio, describiendo aquellos sonidos talentosos al que solo unos pocos son capaces de aceptar como encantados.

Si plasmar en tu alma cada trazo de letras dibujadas, vuelve mis pensamientos en un mar de pasiones envueltas en estaciones, desearía poder tocar esa otra piel que te cubre desde lejos y en silencio.

Es como rayar el cosmos en un aleteo con tus alas, viniendo a pique como un ángel caído, que solo busca levantar vuelo a través de sus gemidos, enroscado en la simiente del vino que no se derrama.

Como la serpiente perdida en un fango doloroso, solo aquella flor que crece desde lo más profundo del lodo, conoce y sabe de tormentas amanecidas que aclaran las noches en sus días.

Si el dolor cubre tu espacio, deja al tiempo que escriba sus razones, deja al olvido que actúe en la soledad de tu silencio, ese silencio que grita tu nombre en mis desaciertos.

Como esa loca sensación de soñarte despierta, perdida en mis pensamientos que solo hilvanan sensaciones aturdidas de mágicas noches de lluvia al abandono de unos cuerpos sumergidos en sus más cálidas y tenues especies de una danza en movimiento que no termina.

Si lo justo fuere necesario y el tiempo tuviese su medida, no vacilaría en pedirte solo un segundo de tu vida para contarte al oído todos los secretos que guardan los sentimientos de un alma enardecida.

Si pudiera con mi labios borrar cada ilusión del pasado, mostrarte que todo pasa y así forjarme en tu destino, te robaría cada instante en el olvido, escribiendo con tintas de sangre en tu silencio, como aquella rosa negra que solo se encuentra en un jardín perdido.

No hay comentarios.: