Tus ojos...


En esos ojos que cubren tu mirada
es imposible no poder ver el misterio
que destella tu agonía en desamor sin
rumbo…

Quisiera yo poder encantarte mágicamente
en un desvelo de sueños perdidos,
llevarte a la cumbre del olvido
y así sumergirnos en un punto lejano a lo
ficticio…

No es fácil estar en tu presencia,
saber que no existen lazos mas
que aquellos que se ven sin razón
pura y aparente…

Cuesta cada lágrima no derramada,
cada suspiro no inhalado al olvido,
cada dolor sin sentimiento perdido,
sin saber porqué aun se existe…

Una acción sin su efecto, como si cada
ley escrita no tuviese ningún sentido,
como una espina que no duele en una
herida que en su existir se refleja silente…

Desear tan siquiera poder tocarte,
y morir en el intento a cada instante,
instante que se pierde en un momento,
aquel momento silencioso de una voz
desafiante…

Fue corriente el tiempo del encuentro,
bastó solo un segundo para percibir
ese aroma conocido, conocido por
muchas, anhelado por pocas, suspirado
por algunas pero solo dueña de una…

Y si el tiempo diera sus horas, me perdería
contigo en el Universo del olvido,
ese  olvido acaecido en nocturnos de aromas
a jazmines que cultivé desde el vientre solo
para  tus sentidos…

Navegué cada rumbo para encontrarte,
a los cuatro vientos en cada camino, en cada
sendero  y portal conocido…

No fue difícil comprender lo sucedido,
prendida a tus ojos entendí aquel olvido,
sin poder amarte en presencia existente,
conocí algo distinto, aunque fuera de lejos
aun seguíamos unidos…

Y en el tiempo de los tiempos se encontraron
dos almas, conocida una por la otra, pero
apartadas por esa línea delgada…

Las palabras sobraban, aunque no eran dichas,
parecían ser comprendidas solo al cruzarse
con tus ojos en el intento desconocido de
comprender lo inentendido…

Fue como buscarse el uno al otro,
sin saber porqué ocurrían esos esbozos,
y fue triste para mi aceptar ese camino,
aquel camino sin retorno…

Solo me queda contemplarte, esperar otro
tiempo, pues este por lo que veo no es el nuestro,
aunque solo El  Eterno lo sabe, quizás nuestras casas un día se crucen, y solo así terminará esta agonía, agonía por no tenerte, pero dichosa porque alguna vez fui tuya….

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